Melia emerges as a provocative figure in the art world, rooted in the artistic vitality of Athens. Her work delves into the pursuit and cultivation of a new paradigm of being, through the transformation and stimulation of the bodies and spaces that surround us. From architectural design to clay sculpture, through performance and audiovisual installations, Melia boldly challenges traditional art conventions, embodying a multidisciplinary approach that transcends conventional limitations.
What stands out in all these expressions is the constant presence of the element of frequency, acting as the common thread of her work. This frequency permeates each creation with a distinctive vibration and energy, endowing her work with a unique and captivating vitality.
Melia reveals a deep attachment to repetitions, patterns, and the inherent beauty of nature, elements that are constant sources of inspiration in her creative process. Her background as an architect and her experience in producing art exhibitions and events have given her a unique discipline to create objects that transcend their mere utilitarian function, becoming pieces that capture attention and contemplation.
Like the clay and earth she loves, Melia finds inspiration in the work of artists like Diller Scofidio, integrating these influences into her own visual and conceptual language. For Melia, the act of creating from her craft is not just a means of expression, but also a way of life in itself. Through her work, she builds her own universe, challenging established norms and charting her own rules, demonstrating that the act of simply "doing" can be the most radical of all.
Melia se presenta como una provocadora artística que encuentra su base en Atenas. Su obra se sumerge en la exploración y cultivo de un nuevo concepto del ser, a través de la transformación y la estimulación de los cuerpos y espacios que nos rodean. Con una amplia gama de medios, que van desde el diseño arquitectónico hasta la escultura en arcilla, pasando por el performance y las instalaciones audiovisuales, Melia demuestra un enfoque multidisciplinario que desafía las convenciones tradicionales del arte. Sin embargo, lo que une todas estas expresiones es la presencia constante del elemento de la frecuencia, que parece ser el hilo conductor de su obra, infundiendo una sensación de vibración y energía en cada creación.
Melia emerge como una figura provocativa en el mundo del arte, arraigada en la vitalidad artística de Atenas. Su obra se sumerge en la búsqueda y el cultivo de un nuevo paradigma del ser, mediante la transformación y la estimulación de los cuerpos y espacios que nos rodean. Desde el diseño arquitectónico hasta la escultura en arcilla, pasando por el performance y las instalaciones audiovisuales, Melia desafía audazmente las convenciones tradicionales del arte, manifestando un enfoque multidisciplinario que trasciende las limitaciones convencionales.
Lo que destaca en todas estas expresiones es la constante presencia del elemento de la frecuencia, actuando como el hilo conductor de su obra. Esta frecuencia impregna cada creación con una vibración y energía distintivas, dotando a su trabajo de una vitalidad única y cautivadora.
Melia revela un profundo apego por las repeticiones, los patrones y la belleza inherente de la naturaleza, elementos que son fuentes constantes de inspiración en su proceso creativo. Su formación como arquitecta y su experiencia en la producción de exposiciones y eventos artísticos le han otorgado una disciplina única para crear objetos que trascienden su mera función utilitaria, convirtiéndose en piezas que capturan la atención y la contemplación.
Al igual que la arcilla y la tierra que tanto ama, Melia encuentra inspiración en el trabajo de artistas como Diller Scofidio, integrando estas influencias en su propio lenguaje visual y conceptual. Para Melia, el acto de crear desde su oficio no es solo un medio de expresión, sino también un modo de vida artístico en sí mismo. A través de su obra, construye un universo propio, desafiando las normas establecidas y trazando sus propias reglas, demostrando que el acto de simplemente "hacer" puede ser el más radical de todos.